Escrito dirigido a todo aquel que se embarque es esta aventura.

Mi mente.

31 de Junio de 1984

Hora: 16:04h

Amigo,

Ya he llegado, ya estoy aquí. Tras una dura e interminable noche he alcanzado mi objetivo. Ya he llegado, ya estoy aquí. He tocado tierra firme. He logrado salir de ese pozo de dolor. De esa oscuridad que tan apartado me ha tenido. Querido amigo, ya estoy aquí.

Esta carta es distintas a las anteriores; no sólo porque sea la última, sino porque ya no te la envío desde esa embarcación fría e inestable. Ahora estoy aquí, apoyado sobre una dura roca que me recuerda que cada veinticuatro horas nace un día y que cada vez que dormimos no sabemos lo que nos deparará el futuro en los minutos siguientes. Ya no recuerdo ni imagino. Ahora sólo y exclusivamente me dedico a andar, a caminar por la arena de esta playa en la que te busco, te sigo. Con los pies descalzos sigo aquí.

Mientras te escribo estas letras he caído en la cuenta de algo fundamental para nuestra comunicación. Todas las anteriores cartas te las he enviado a través del agua, del mar; ese ha sido el medio utilizado. Pero ahora que estoy en tierra, no tengo tu dirección postal; y por lo tanto, no tendré forma de hacértela llegar. No obstante, la dejaré aquí, en la orilla de esta fina, pura y virgen playa para mí. En este lugar donde sólo estuvimos una vez, antes de coger el barco… ¿Lo recuerdas?

Debo decirte que aquí huele todo diferente. Se vive todo diferente. Se ve todo de otra forma. Distintos puntos de vista. Me siento bien. Me siento descargado.

Es posible que me notes algo cambiado, algo cansado también, es lógico tras vencer la dura batalla negra. Anoche tuve un sueño, un mal sueño. Parecía que agoraba mi futuro en tierra. El sueño era sencillo, era directo. En él no hacía gala la exageración, ni la metafísica; ni todas esas cosas que tanto me gustaban. Aquí sólo aparecía lo real, lo mediocremente mundano, todo aquello que nos duele y nos tira por los suelos, todo lo que hace que levantarnos cada día sea más y más difícil; pero a ti no te veía por ningún lado…Y abrí los ojos.

En ese momento sentí un crujido como si un rayo me hubiera entrado por el hombro. Empecé a sudar. La marea embraveció y el barco se mecía como nunca. Pensé que finalmente volcaría e iríamos a parar al fondo de ese mar tanto el trozo de madera como yo, el naufrago más fiel que jamás haya podido tener unas aguas tan frías y turbias en contadas ocasiones. Comencé a atar cabos, ahora lo comprendía todo.

Ahora ya todo sí tenía sentido. La lógica había vencido a la razón, o la razón a la lógica, o yo a ti, o tú a mí. No importa. Nada de eso importaba ya. Sentí el final. Lo sentí. No voy a pelear más contra mí por alguien que ni siquiera sé si sabe y conoce mi existencia, lo que pienso, lo que opino, lo que siento…Prefiero dejarte ahí; aquí, guardado, bien a salvo…en mi sueño. Así al menos tengo la certeza que te veré cada día, cada noche; en el mismo sitio y…sí, a la misma hora.     Ahora te digo que cojas un almanaque; que sí eches tu mente a recordar y mires las fechas; esta fecha; este día. Tan real como lo nuestro. Tan hermoso como ese día.

Echo a andar de nuevo. Miro a un lado y a otro; sólo veo arena, pero es clara. Todo un nuevo camino me espera

Me he despertado.

Pd: Te he dejado la botella allí, en esa cuesta de baldas de un material inflamable en verano.            

Y desde entonces, ahora, sólo vivo de recuerdos.

Camina.

84876508


La Comunicación

"La comunicación es un juego de percepciones. Por ello cuando creamos estar seguros que lo que dijo el otro, es lo que nosotros hemos oído, dudemos un poquito, y contemos, por si acaso, al menos hasta tres".

Sirah L.

En este espacio nos dedicaremos a comentar acciones de Comunicación que consideremos interesante. Puedes, opinar, aportar y proponer, por qué no, otro punto de vista.